Nuestro centro trabaja la ANIMACIÓN PASTORAL, mediante la propuesta de unos lemas anuales, consensuados con el resto de los Colegios de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada . De este modo, se crean espacios comunes donde compartir actividades, dinámicas y motivaciones para lograr unos objetivos comunes, tales como: “Trabajar por la Paz y el Bien” y “Expansionar el amor de Dios.”
A continuación, se muestran algunos ejemplos de estos lemas:
Curso 2014 – 2015. Con el Lema “Juntos construimos la casa” experimentamos el valor que tiene la fraternidad mediante la construcción en común de unos cimientos sólidos.
Curso 2015 -2016. Con el Lema “Escucha con el corazón y vuela alto” utilizamos esos cimientos como pista de despegue y poder volar alto escuchando nuestro corazón, llegando así a comprender el valor que tiene la espiritualidad.
Curso 2016 – 2017.Con el Lema “Dame tu mano – levantemos el mundo”, viendo el mundo desde el aire, pedimos la mano de Jesús para que nos dé fortaleza y, así, poder levantar ese mundo, a través del valor de la solidaridad.
Curso 2017- 2018. Con Lema el “Enrédate en la misión” nos enredamos dentro de ese mundo levantado para poder ser misioneros/as en nuestras casas, colegio, barrios, ciudades,…Nos fijamos en Madre Francisca para expansionar el amor y despertar el sentido de pertenencia a la red de Hermanas Franciscanas de la Inmaculada.
Curso 2018 – 2019. Con el Lema “Mi estrella es tu luz” realizamos una aventura interestelar para encontrar nuestra estrella (mundo interior). Nos preguntamos sobre nuestra identidad, nos dejamos iluminar por la luz de Jesús para ser transmisoras de luz.
Curso 2019 – 2020. Con el Lema “Siembra la tierra de sueños” llenamos la tierra de sueños sembrados que nos ayudan a mantener la esperanza dentro de la dura realidad que vivimos. Recogemos frutos llenos de energía de la naturaleza, frutos de Paz y Bien, de misericordia, de solidaridad,,..
Curso 2020 – 2021. Con el Lema “Abre los ojos – contigo empieza la aventura” se nos invita a levantar la mirada para detectar detalles, gestos, expresiones que nos pasan inadvertidos; a gozar de sentirnos elegidos, conectados, en comunión, para compartir con Él la misión de extender el amor en el mundo.